“Eres tan joven o tan viejo como te sientes. Si tu espalda es rígida con 30 años, entonces eres viejo. Si consigues que sea móvil y flexible a los 60, entonces te seguirás manteniendo joven” Joseph Pilates

 

La práctica del Pilates en la tercera edad, como de otras poblaciones especiales o de riesgo, debe de ser llevaba a cabo por un monitor altamente cualificado y con la certificación adecuada que le permita entender y adaptar en consecuencia a las capacidades y los condicionantes del sujeto.

Una persona mayor a lo largo de su vida puede haber practicado ejercicio físico regularmente y estar familiarizado con este, puede haber cuidado su alimentación, haber tenido un acceso adecuado a la salud, haber realizado trabajos físicos durante toda su vida y arrastrar una serie de problemas… lo primero que debemos de valorar cuando una persona mayor quiere practicar Pilates es hacer una evaluación personalizada para comprender su historial y el punto en el que se encuentra actualmente para adaptar el método y sus objetivos a cada caso.

• Una pregunta muy importante antes de valorar el estado físico y mental de una persona es conocer; ¿cuándo comienza el deterioro físico?

Un ser humano consigue una serie de ganancias (musculares, óseas, neuromotoras…) hasta alrededor de los 30 años y se afianzan en la siguiente década, a partir de los 40 años hay una pérdida aproximada de un 1% de la función por cada año vivido. Este envejecimiento fisiológico nos hace sufrir una serie de pérdidas de nuestras funciones orgánicas haciendo que el organismo pierda la capacidad para mantener el equilibrio y que nuestras funciones fisiológicos declinen año tras año.

Con todo esto, el envejecimiento es muy personal y varia en función de factores genéticos y del estilo de vida de cada persona.

• ¿Qué beneficios puede aportar la práctica del Pilates en la tercera edad?

La práctica del método Pilates en la tercera edad cada día tiene más adeptos, la posibilidad de adaptar los ejercicios a diferentes niveles y patologías, de ayudar a prevenir o aliviar dolores crónicos o aplicar una rehabilitación si es necesario, hacen del Pilates un ejercicio ideal para llevar a cabo en edad avanzada.

En el método Pilates se trabaja principalmente la tonificación muscular, la flexibilidad, el equilibrio, la postura, la coordinación, la estimulación propioceptiva, la mejora de la respiración y la concienciación corporal.

Uno de los principios del método Pilates es trabajar desde dentro hacia fuera, esto exige al individuo tener un centro fuerte, trabajar los músculos implicados en el movimiento uniformemente y ser consciente a través del movimiento y de la respiración de su propia conciencia corporal. Beneficios altamente aprovechables en el proceso global de envejecimiento y pérdida de facultades que vamos sufriendo.

• ¿Qué contra indicaciones podemos destacar?

La prudencia, la responsabilidad y la atención son principios básicos a la hora de tratar con personas de edad avanzada que están practicando una actividad física para poder escoger una repertorio de ejercicios adecuado, una progresión correcta y unos objetivos alcanzables, para esto la primera contra indicación sería acudir a un centro en el cual los monitores no tuvieran el conocimiento suficiente para poder aplicar el método en esta población especial.

La segunda contra indicación sería el sentido común, si utilizamos accesorios para la práctica del Pilates debemos de tener especial cuidado con las caídas que pueda sufrir una persona de edad avanzada, por ejemplo, nunca debemos de ponerlos encima o de rodillas sobre una pelota…

La tercera podríamos denominarla utilizar la correcta progresión, hay que tener especial cuidado con estiramientos que puedan causar una lesión o dolencia mayor como por ejemplo, realizar en un inicio estiramientos prolongados de la cadena posterior que puedan suponer un mínimo riesgo inicialmente.

En cuarto lugar podríamos destacar los factores de alto riesgo que puede tener la práctica del Pilates como por ejemplo invertir a una persona sobre una Cadillac.